sábado, 29 de agosto de 2009

MI NIÑO




Que pasa con mi niño
que no escucha mi llamado.
No se cansa del fútbol.
Ni sus zapatos se ha lustrado.

Tarda tanto en desayunar.
No para de jugar.
Y al refunfuñar:
hasta el uniforme se mancha.

¡Que muchachito tan travieso!
Me llena de mal humor.
Lo empujo a cambiarse la ropa,
por poco le doy palmeta.

En el trayecto a la escuela,
se queda sentado no habla,
me pide un inflador,
por si pinchen la pelota.

Cuando regreso del trabajo,
con cuidado enciendo la luz,
lo veo indefenso dormido,
mi diablillo de rostro sudado.

Lo abrazo y me meto en su sueño.
Quiero decirle que soy imperfecto.
Pero sobre todos mis errores:
Lo amo más que a mi vida.

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