sábado, 5 de septiembre de 2009

LA BELLEZA DE LAS MUJERES




Dos hermosas modositas:
una espigadita
y una empanadita
mostraba la pasarela;

Pícaramente se miraban
cada una sacaba la cuenta
qué les faltaba
qué les sobraba.

Del escenario una rosa:
es tuya le murmuró la gordita,
pero al ver caer la segunda
se dio cuenta que era para ella.

Se encendieron las pasiones
las vanidades relucieron, por
creerse la más bella, la más fea
resultaron antipáticas.

Qué calabacitas las muchachas
no entendieron lo de la tribuna,
se exhibieron como escaparates
y no se miraron los kilates por dentro.

No estaban para atletas,
para correr no se las quería;
solamente se las refería
que no hay mujer fea en la vida.

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