martes, 8 de septiembre de 2009

PECADO DE AMOR



Pecado de amor lo llama la gente
a tan amorosa entrega, si fuéramos más
pobres, solo teniendo las cosas necesarias
nos olvidaríamos de los bienes ajenos,
podríamos ser libres, para llenar las horas
con ternura y sentir cosas que no se siente.

Somos un juego al azar, somos barcos
disfrazados por fuera, pero por dentro
hay un casino deambulando en el fondo
del mar, y el capitán... No sabe a qué jugar.
Es cuando se desorienta. No sabe de esas
mujeres que en la proa van.

La del lacito amarillo, la de la blusa celeste,
o la del rojo vestido, cuál será. La vida engaña
con sus espejismos y hay camino que no
que no llegan a la orilla. Y el timón necesariamente
tiene que conducirse con manos firmes
aunque algo arrepentidas pero no defraudadas...

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