Si lanzar un pesado
pecado bien pudiera;
lo tiraría por
la escalera, con jadeo
lo atisbaría por el abismo,
y con delirio cercenaría el miedo.
Ayer no mas la amarga
felicidad compulsa;
fue espina que rasgaba
tan ilusa alegría,
de mi rostro, mi cuerpo,
mi sangre; solamente
queda una sombra en llama.
Anhelo olvidar vientos
moviendo sus cabellos;
en la tenacidad de años
a soledad;
¡Pecado! Dónde están
mis rosas. ¡Marcharé!
...Quieta queda escalera…
pecado bien pudiera;
lo tiraría por
la escalera, con jadeo
lo atisbaría por el abismo,
y con delirio cercenaría el miedo.
Ayer no mas la amarga
felicidad compulsa;
fue espina que rasgaba
tan ilusa alegría,
de mi rostro, mi cuerpo,
mi sangre; solamente
queda una sombra en llama.
Anhelo olvidar vientos
moviendo sus cabellos;
en la tenacidad de años
a soledad;
¡Pecado! Dónde están
mis rosas. ¡Marcharé!
...Quieta queda escalera…
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