Sentado en una piedra, a orillas
del río, en el brisar de mis ojos
tu imagen brilla, como centalla
en el quieto arroyuelo.
El agua aquieta su prisa
en sábana blanca tendida;
en el susurro de sus burbujas
las pompas juguetean.
El viento acicala mi pelo,
y en mi desvelo;
te sientas a mi lado
llenándome de consuelo.
Es tan sublime el candor,
como verde el helecho,
sus esporas tu amor
que se abren para mí.
Y, yo sentado en la piedra
a orillas del río;
en acompasado silencio.
No te olvido.
del río, en el brisar de mis ojos
tu imagen brilla, como centalla
en el quieto arroyuelo.
El agua aquieta su prisa
en sábana blanca tendida;
en el susurro de sus burbujas
las pompas juguetean.
El viento acicala mi pelo,
y en mi desvelo;
te sientas a mi lado
llenándome de consuelo.
Es tan sublime el candor,
como verde el helecho,
sus esporas tu amor
que se abren para mí.
Y, yo sentado en la piedra
a orillas del río;
en acompasado silencio.
No te olvido.
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