miércoles, 2 de septiembre de 2009

EL TAXI DE LA JUSTICIA


Las tres de la mañana Pablito levanta.
Se lava, no hay duchita caliente;
sólo la ilusión de un nuevo día,
el regresar a casa temprano.

¡SEÑOR!...un taxi por favor.
¡Vuele! la hora me gana.
El turno es a las cuatro,¡
¿Qué presentimiento acelera?

!Regresando por la oscura esquina,
tres desalmados agazapados aguardan,
mil veces liberados por la justicia,
esa que llaman tercermundista.

A balazos le quitan el carro,
las migajas de la carrera,
presto llegan vestidos de rojo,
los bomberos con sus sirenas llorando.

Afuera bajo la lluvia.
Un niño con receta en mano pregunta.
Por qué la policía no va a San Jacinto.
Donde se vende todo lo robado.

El Ángelus del medio día se escucha.
Pablito ya está en el cielo.
En silencio se queda el hospital...
Tal vez esperando al siguiente taxista.

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