jueves, 3 de septiembre de 2009

UN JUGUETÓN ANTE DIOS





Hoy voy a volver al templo a mis amigos
a abrazar, algunos ya no están.
No hay tiempo ni edad.

Miro junto al ambón una silla vacía.
El recuerdo me lleva a aquel Jueves Santo,
en que en sagrada ceremonia,
a un apóstol representé en el lavado de los pies.
Fue tanto mi nerviosismo que mi camisa blanca
mojé. Cuando mis otros amigos, los de la farra,
desde el fondo me divisaban.
No sé como llegué allí, pero me dijeron que era
el elegido. ¿Tal vez por ser tan inquieto Dios se
fijó en mí... o por qué?

Con muchas argucias del confesorio escapé
Pero recé un Padrenuestro. Un Avemaría con fe
Pregunté a mi amigo el sacerdote si me lavaría
ambos pies. No te bañaré. solamente un pie.
Para facilitar las cosas, con el pie derecho en el
calzado sin media me presenté.

¡Oh, que sorpresa!... el izquierdo debió ser
En la quietud, desde el fondo escuchaba
Murmullos, sabía el por qué.

Al salir de la misa me gritaron:
¡A dónde vas Tomás!, a beber agua
contesté, mi garganta estaba seca.
Era la neumonía que por poco me lleva.

Vaya que castigo tan divino
que risas por mí despertó;
seguro que Jesús al verme también rió,
por eso me perdonó.

1 comentario:

  1. Bedito , bedito sorpresa te llevarás cuando te veas por aqui, espero no me mates, no sabes que manjar es leer tus poemas; este último de hace tiempo me fascinó, fue como oírte , así eres tú, tierno pero de una fe inquebrantable; ese día Jesús y los apòstoles se deben haber reído mucho contigo, con tu picardía, y alguien màs que tú y yo sabemos y que está en el Cielo habrá releido esta anecdota dominical con una sonrisa, bueno aqui seguirá llegando tu obra para el disfrute de todos. Espero que tengas infinidad de seguidores. Besos y mi cariño eterno Ma.Jo

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